“Nunca ha habido una buena guerra
ni una mala paz“
Benjamin Franklin
Alguien tiene que ceder y este tiene que ser Israel. Parecerá injusto en materia histórica o jurídica pero hoy esta en juego la vida de millones de personas. Es más que conocido el fanatismo arabe y está claro que no van a renunciar a los territorios que hoy reclaman como suyos. Lo que desde aquí se le pide al unico estado judío de la tierra es ceder es centimetro más. Se sabe que ha venido regalando territorio desde tiempos memorables, pero esta vez solo se trata de un grano de arena, si lo comparamos con lo antes obsequiado.
Es grano que Israel debe de ceder equivaldría a los límites posteriores a la
Guerra de los Seis Días, que está más que demostrado que los viola con la implementación de asentamientos y la construcción del famoso muro, que haciendo un paréntesis es una monstruosidad cubierta de buen arte callejero con tinte político que recuerda mucho a lo que fuese el muralismo en sus principios. Estamos todos de acuerdo que lo historico y jurídico nos dicen que eso pertenece a Israel pero hoy, los territorios de los cuales se habla -los posteriores a la Guerra del 67- es el génesis de los conflicto entre estas dos naciones.
Por un lado el retirar los asentamientos -que no pueden ser llamados ilegales- y respetar -regalar de nuevo- los territorios que quedaron trazados como palestinos tras la
guerra de 1967 son los primeros pasos para que la paz llegue a esta parte del planeta. El siguiente paso sería
el reconocimiento del estado Palestino en todos los ámbitos así como también ellos deberán aceptar la existencia del estado de Israel.
Una vez cumplido estos tres pasos 1- Retiro de los asentamientos de territorio palestino 2- Respeto a los límites trazados posteriormente a la Guerra de los Seis Días y 3- Reconocimiento del estado Palestino como el aceptar la existencia de Israel por parte del mundo árabe, es que por fin se podrá hablar de una verdadera paz en Oriente Medio y con ello se abrirá paso a un negociación final sobre el conflicto. Mientras todo posible acuerdo no apunte a estos tres fines, no llevará de ninguna manera a la tan esperada paz.
¿Porqué Israel es el que debería ceder?
Por la sencilla razón de que son el estado fuerte y autosuficiente en el conflicto. Los territorios que cedería no sería nada grande ni problematico para Israel. Está más que demostrado que este estado tiene conciencia de como se mueve el mundo de hoy y que la fuerza de los países hoy no se mide por el territorio que tienen, sino las potencias dominantes se hacen tales por medio del conocimiento, el ingenio, la creatividad, lo que Israel viene haciendo desde hace años y basta con ver las patentes registradas como nativas de esta nación, un ejemplo bien gráfico es la hoy universal entrada USB.
Hay que ser claros y decir que Israel tiene una gran ventaja sobre lo que es Palestina, ellos comprenden como se mueve el mundo de hoy, dominan al dedillo el funcionar de la maquina internacional y cuenta con una cosmovisión acertada, gracias a la cual no iba a ser posible ver el desarrollo dentro del país y no habría potencia mundial que lo ayude -Económica o políticamente- si la mentalidad israelí no poseyera lo antes dicho. Crudamente dicho: Israel es el entendido del mundo en el conflicto.
Lo que más causa impotencia es que la autoridades de este país tan desarrollado no quieren aceptar retroceder ese milímetro más que los acercaría, no solo a una paz verdadera en la zona, sino, que los haría pasar a la historia como el pueblo del cual surge la iniciativa de paz, dejandolo como el gran emblema y ejemplo de tolerancia.
El trasfondo de esta maniobra injusta en lo histórico y jurídico no es más que
dar más importancia a la vida, ya que el cese de los conflictos en esa región delicada del mundo tendrá como recompensa el salvar vidas como las que nos narra, por citar un ejemplo, el
Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa en fragmentos de su serie de
artículos para El País de España.